Se acaba el verano y, como cada año, Munich se convierte durante unos días en la capital de Alemania y el destino de muchos viajeros amantes de la cerveza. Gente de todo el mundo (se estima que más de 6 millones de personas) acude a la ciudad bávara a cantar, beber, reír y disfrutar de la Oktobefest.
El ritual es siempre el mismo. Una tradición de siglos: el alcalde de la ciudad rompe con su maza el primer barril de cerveza de la cosecha. Ese es el momento tan esperado que marca el inicio de la Oktoberfest.
Los orígenes de la fiesta se remontan al reinado de Luis II de Baviera, el "rey loco", que el 12 de octubre de 1810 decidió invitar a su boda a todos sus súbditos en los campos que entonces rodeaban las murallas de la ciudad. Entonces no podía imaginar que de aquella idea nacería la fiesta popular más famosa de Alemania.
En esta época del año hay que viajar a Munich para beber, pero también para comer, porque la gastronomía bávara tiene mucho que ofrecer: los icónicos Bretzel o la salchicha blanca (Weisswurst) acompañada de la tradicional mostaza dulce son un par de buenos ejemplos.
El centro de Munich se llena de grandes carpas donde la música no deja de sonar y fluyen auténticos ríos de cerveza. Una experiencia divertida y fascinante que no te puedes perder. Reserva tu viaje a Munich con nosotros y no olvides usar el código TRAVEL para tu descuento. ¡Con lo que ahorres tendrás más dinero para cerveza!
El ritual es siempre el mismo. Una tradición de siglos: el alcalde de la ciudad rompe con su maza el primer barril de cerveza de la cosecha. Ese es el momento tan esperado que marca el inicio de la Oktoberfest.
Los orígenes de la fiesta se remontan al reinado de Luis II de Baviera, el "rey loco", que el 12 de octubre de 1810 decidió invitar a su boda a todos sus súbditos en los campos que entonces rodeaban las murallas de la ciudad. Entonces no podía imaginar que de aquella idea nacería la fiesta popular más famosa de Alemania.
En esta época del año hay que viajar a Munich para beber, pero también para comer, porque la gastronomía bávara tiene mucho que ofrecer: los icónicos Bretzel o la salchicha blanca (Weisswurst) acompañada de la tradicional mostaza dulce son un par de buenos ejemplos.
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