Además de poder descubrir lugares maravillosos y fascinantes, los cruceros son una modalidad de viaje en la que incluso esto puede convertsirse en una cuestión secundaria. En ellos, tan importante como el destino es el medio para llegar a él: un barco grande, deslumbrante, lleno de lujos y comodidades, con una gran oferta gastronómica e infinitas posibilidades de ocio. Y lo mejor de todo: a precios increíblemente económicos.
Los que se animan a disfrutar de la experiencia de viajar en un crucero no solo repiten sino que lo recomiendan vivamente a todos sus amigos y conocidos. Por algo será.
Los barcos suelen ser tan grandes y estables que resulta casi imposible marearse, y tan bien equipados que de igual manera será imposible aburrirse. Solo hay que dejarse llevar y disfrutar de los lujos a bordo: relajarse en el spa, darse un masaje, disfrutar de las actividades deportivas y de los espectáculos, probar la oferta gastronómica o tal vez someterse a algún tratamiento de belleza. Todo es posible en estos palacios flotantes.
Y lo mejor: cada día despertar en un puerto diferente, una aventura fascinante ante nosotros. El barco es nuestro hotel, no hay que cargar con las maletas ni preocuparse por el transporte. En el mismo crucero nos ofrecerán excursiones en cada destino para sacarle todo el jugo, aunque siempre tendremos la opción de explorarlo por nuestracuenta o simplemente quedarnos en el barco a seguir disfrutando.
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