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Roses, en la Costa Brava |
Roses conserva intacto el encanto de un pueblo de pescadores y es uno de esos rincones idílicos que hay que visitar durante unas vacaciones en la Costa Brava. Allí se dan cita hermosas playas, historia y gastronomía. Un lugar para dejarse llevar y disfrutar, perfecto tanto si viajamos en pareja, con amigos o en familia.
La esencia mediterránea y marinera sigue viva en Roses, a pesar del turismo. Se encuentra a unos 30 km de la frontera francesa, en la provincia de Girona y sus orígenes se remontan al siglo VIII a.C., con la llegada de los griegos y la fundación de la ciudad de Rhode. Los actuales habitantes del pueblo se sienten muy orgulloso de este glorioso pasado y de su tradición vinculada al mar.
Las playas de Roses tienen ese color luminoso y verde de la Costa Brava. Las hay largas y arenosas pero también pequeñas calas de piedra, custodiadas por acantilados y espesos pinares. Ideales para unas vacaciones redondas.
Además, los placeres continúan en la mesa. ¿Qué mejor manera de saborear esta esencia mediterránea que cenando junto al mar un buen Suquet de Peix? Este plato es el buque insignia de la gastronomía local y tiene unos orígenes muy antiguos, cuando los pescadores finalizaban su faena y regresaban al puerto, éstos preparando un sencillo guiso sencillo con el pescado que habían recogido.
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