La combinación es perfecta: días de sol y mar en las playas vírgenes y calas ocultas de aguas cristalinas de Menorca, y noches animadas al calor de las fiestas de los pueblos de la isla, donde los caballos y la música son los grandes protagonistas. Esta es la irresistible propuesta de un viaje a Menorca este verano. Donde el Mediterráneo, con sus viejas tradiciones y su seductora naturaleza, sigue intacto.
Sant Joan de Ciudadela
La más conocida y grandiosa de estas fiestas de Sant Joan, que cada 24 de junio convierte a Ciutadella en la gran capital no solo de Menorca sino también del resto de las islas Baleares. Como en otros lugares del Mediterráneo español, aquí se celebra la Nit de Sant Joan, el solsticio de verano.
En un ambiente absolutamente cautivador, miles de personas de todo el mundo se dan cita en las plazas y calles de Ciudadela donde corre generosa la pomada (bebida típica de limonada y la ginebra local Xoriguer que se sirve muy fría) y se vibra con las cabriolas y saltos de los jinetes (caixers) y sus monturas.
La estética y la ceremonia de estas fiestas, que proviene de casi un siglo de dominación británica, se repite en todas y cada una de las localidades de Menorca a lo largo de todo el verano.
Siempre asomados al Mediterráneo más auténtico y disfrutando del sabor y la autenticidad de las fiestas que salpican la geografía de la más oriental de las Baleares, un viaje a Menorca en verano te brindará una de las experiencias más maravillosas que puedas encontrar.
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