En el corazón de Europa se esconden dos de las capitales más bellas y elegantes del viejo continente: Praga, la ciudad dorada, y la majestuosa Budapest a orillas del Danubio. Dos joyas que se pueden descubrir en un mismo viaje.
Praga
Cualquier persona que ame el arte y la belleza quedará cautivada en su viaje a Praga. La capital checa es hermosa y misteriosa a la vez. Visitar el Castillo de Bohemia, detenerse ante el reloj astronómico de la Plaza Vieja y cruzar el Puente de Carlos sobre el río Moldava son experiencias que no dejan a nadie indiferente.
Tampoco hay que olvidarse del paseo por las callejuelas de Josefov, el barrio judío, donde nació el mito del Golem, y por supuesto probar la famosa cerveza (una de las mejores del mundo) en alguna de sus tradicionales tabernas.
Budapest
No es una sola ciudad, sino dos: Buda y Pest, separadas por las aguas del Danubio hasta la construcción en 1849 del famoso Puente de las Cadenas. No importa cuál de las dos orillas esciojas, pues los atractivos están por todas partes.
Eso sí, además de palacios, monumentos no hay que dejar de entrar en alguno de los populares balnearios de la capital húngara, que cuentan con una larga tradición en la ciudad. Porque un viaje cultural no tiene por qué excluir ciertos placeres.
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Dos ciudades preciosas
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