Uno de los estados más pequeños de Europa y sin embargo enorme en cultura e historia: Malta, al sur de Sicilia, país del cual La Valletta es la orgullosa capital de este país desde que, tras resistir al asedio turco de 1565, esta localidad se convirtiera en la ciudad de los Caballeros de la Orden de San Juan. Hoy, un destino de viaje fascinante.
La Valletta conserva un pequeño casco urbano impecable, rodeado de una homogénea muralla del siglo XVI. Al encontrarse tan cerca de África, en verano el calor puede resultar agobiante, pero ya en su día los constructores contemplaron esta circunstancia y por eso trazaron las calles de modo que la brisa marina penetrara en la ciudad desde el puerto a través de sus estrechos callejones.
Pasear por la capital de Malta es una auténtica gozada: ante nuestros ojos se suceden las iglesias medievales y los palacios renacentistas y barrocos, coquetos comercios y acogedoras cafeterías con terraza, y también bonitos jardines como el de Upper Barakka, desde donde se disfrutan unas magníficas vistas del puerto y de las tres ciudadelas fortificadas de Cottonera.
Hay dos grandes museos en La Valletta: el de San Juan, que alberga una vasta colección de tapices flamencos y obras de Caravaggio, y el del Palacio del Gran Maestre, que también es la sede del Gobierno y el Parlamento. En el otro extremo de la ciudad se levanta la Fortaleza de San Telmo, orgullo de los malteses.
No hay que perder la ocasión de irse de compras por la animada Merchant Street donde todas las mañanas se monta un mercado callejero. Y cuando cae la noche, no dejes de sentarte en la terraza de alguno de los restaurantes del puerto para saborear las delicias de la gastronomía local.
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